PROYECTO NEURO-AMIGO: EFICIENCIA TÉCNICA Y SATISFACCIÓN USUARIA 2002 (Gestión de Calidad y Neuroamigo 2002) Imprimir

El año 2002 combino diversos estados de ánimo incluyendo momentos de reflexión, esperanza e incertidumbre, estábamos ad portas que ocurriera o no la remodelación de la planta física del SN-HBL, ya había pasado más de un quinquenio de jefatura y de “maduración” del proyecto fundacional.   En ese periodo, cada vez tomaba más fuerza en mi la idea que la excelencia profesional, la actualidad científica, el actuar en un marco ético y cumplir las directrices institucionales eran el piso de nuestro actuar, si realmente deseábamos aportar, debíamos ir más allá.  Para ayudar en el proceso de sanar a un individuo, los  exámenes, los fármacos y los procedimientos terapéuticos son necesarios, pero muchas veces no son suficientes.

En 1998, habíamos partido nuestro “proyecto marco” definiendo  un modelo y protocolo de atención médica para la ECV, nuestro principal diagnostico de egreso hospitalario.  Lo realizamos basados en un diagnostico de nuestra realidad local, considerando la mejor evidencia científica disponible y buscando integrar instrumentos e indicadores de control clínico y monitoreo de calidad. 

En el 2002, estábamos eventualmente prontos a lograr  una mejoría significativa de nuestra planta física con mejores espacios y dependencias para funcionarios y pacientes.  En lo académico, habíamos editado dos libros, nos habían acreditado por la Asofamech como el centro con mayor capacidad formadora de neurólogos del país y habíamos ganado dos proyectos que nos permitirían configurar nuestra red informática interna propia y acceder por fibra óptica a los servidores de la Facultad de Medicina de la U. de Chile permitiéndonos consultar  más de 100 revistas científicas las  24 hrs online, fortaleciendo tanto la asistencia clínica como la formación de especialistas en neurología.

En ese contexto, de logros académicos e institucionales, nosotros buscábamos activamente entender mejor las claves de satisfacción usuaria y dar respuesta a las necesidades de información y contacto del paciente, su familia y el equipo de salud.  Con todas estas orientaciones diseñamos un pionero programa de capacitación de enfermería para la familia, para facilitar la recepción y asistencia de sus pacientes, al momento del retorno a su casa, con  discapacidades en alimentación, aseo, traslado y comunicación.   Nuestro sentido de bienestar del usuario (paciente), siempre había sido  integral  y desde la partida incluyo la mejoría del entorno, la actitud del equipo sanitario y la información al usuario y sus familiares. Sin embargo, fue una grave enfermedad personal lo que me permitió entender cuán importante podía ser este aspecto no solo para un enfermo, sino para un  individuo.